
La vida es graciosa!
Somos criados para conseguir nuestra subsistencia...
somos identificados por nuestra profesión… somos medidos por nuestro éxito material…
torres de Babel son erguidas… muros, corazas, feudos muy selectos son
organizados… mascarillas son utilizadas y cambiadas para atender a las
expectativas y metas… y, ¿de qué sirve todo eso? ¿Quién realmente somos? ¿Qué
es lo que realmente quedará? ¿Qué es lo que realmente importa? Podemos pensar
que es la familia, que son los amigos, amores, … pero ¿cómo estas personas
llegaron a nuestras vidas? ¿Qué puertas hemos abierto para los vínculos y las aproximaciones establecidas? ¿Cuál de las millares de las ventanillas que
disponemos fue abierta para el amor? El amor incondicional!? ¿Qué parte de ese
nuestro profundo mundo interior conocemos? ¿Qué parte de lo conocido,
utilizamos? ¿Cómo nos vemos? ¿Cómo y cuánto nos amamos, cada uno a sí mismo? ¿Cuál
es la medida de comparación? ¿Necesitamos medida? ¿Cuántos estándares
establecidos para atender a una necesidad de controle, de seguridad, de
comparación,…? ¿Por qué la ideo del otro tiene más valor (en algunos y en
diferentes momentos) que la nuestra propia? ¿Por qué complicar al envés de
simplificar? ¿Por qué ocultar defectos al envés de encáralos y buscarnos
nuestra reforma íntima? Preguntas y más preguntas que no quieren callar… de las
cuales, con certeza, cada uno de nosotros tiene la respuesta! … cuán difícil es
almejar la “perfección” (dentro del umbral establecido por cada uno de nosotros
mismos) y verificar los “defectos”… que por su vez son cuestionables como tal…
fin y acabo, todos somos hijos del grande padre, llámese como quiera… y como tal,
somos perfectos… somos todos parte de un gran engranaje… somos todos una única
obra-prima en búsqueda de la luz… y, la esperanza y el amor son nuestros
generadores (entendiendo el amor, como nuestro alimento de paz, de plenitud, de
certeza y desapego). ¡Que locura escribir todo eso!
Que locura creer en palabras que se ven tan poco en
la práctica… sin embargo, así como el bostezar se contagia, el amor también lo hace…
la sonrisa también lo hace… solamente necesitamos acordar ese nuestro lado luz…
ese nuestro AMOR! A veces, precisamos del dolor, de la vivencia del otro para
entender las diferencias… a veces, solamente necesitamos ser atentos y
aceptarlas… porque aún seamos una única obra-prima, cada una de las partes
ejerce movimientos diversos… y, eses, ni siempre son convencionales, esperados
o planeados. Como es difícil estar suelto en el mundo del engranaje… percibir
que todo es acción y reacción, y que somos los promotores del mover…; como es difícil
mirar para el más íntimo y aceptar que somos fallos en un mundo de concurrencia
y de los supuestamente “buenos”… Fin y acabo, ¿son bueno en qué? ¿Serán los
valores de nuestra esencia aquellos estipulados en nuestra sociedad? ¡Creo que
no! Comprobado está que el éxito material no garantiza la felicidad de nadie…
los ricos, normalmente, son bien más solitarios en su jornada… los que les
cercan, con frecuencia, juzgan que ellos ya disponen de todo lo que necesitan…
le envidian… ¿será mismo que este juicio es verdadero? Ya preguntaron al rico ¿cómo
ele se siente? Aún más, ¿ya creyeron y valoraron sus quejas? Puede estar preguntándose:
¿y los pobres? ¡¿Esos sí necesitan atención!? Y eso no es incorrecto, porque
como seres humanos, en nuestra actual condición, sí que necesitamos cuidar de
nuestro cuerpo, viviendo en el planeta tierra con sus normas y sentidos. Entretanto,
no debemos olvidar que antes de tener o no dinero, somos todos humanos, y como
tal, somos todos iguales... con fortalezas y debilidades; certezas y dudas;
alegrías y tristezas; somos todos miedoso y valientes; carentes y confiados;
activos y pasivos… y, invariablemente todos, buscamos el AMOR que está en
nosotros. ¡Que podamos encontrar nuestra felicidad para sernos felices en
sociedad!
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